TANAINA

viernes, 27 de marzo de 2015

La mujer que lloraba

Ayer, una mujer lloro largo rato porque no podía tener hijos. Le explique que ser madre no es el único camino para la mujer y le conté un poco de mi historia:
Casi todas las mujeres con las que he tropezado en mi vida, han querido ser madres. Se han empeñado en realizarse como mujeres siendo madres. La mayoría de ellas han deseado sentir el calor y el aliento del bebe emanado de sus entrañas. Yo ni creo que ser madre sea la verdadera realización de la mujer, y en mi caso personal nunca soñé con tener bebes ni arrullarlos en mis brazos, ni mucho menos deliré con escuchar los latidos del corazón de la criatura desde mi vientre. Pero… un día sucedió y, ahí estaba yo, escuchando el Tic Tac del corazón de mi primer embrión al que desde ese momento comencé a amar con intensidad. Me inquietó, me alegró y me cambió la vida para siempre. Desde ese día quedé atada a aquél eco de su alma dentro de mí. Y cuando lo tuve en mis brazos: me cautivaron sus gestos y la hermosura de sus manifestaciones de tanta vida por vivir. Esa criatura me cambio tanto, que hizo que me convirtiera en una mujer como las que he conocido: antojada de ser madre. Esa nueva vida me reclamó un hermano y me volví una mamá que deseaba otro hijo al que proyecté, esperé y amé desde el instante en que lo imaginé. Cuando vino al mundo mi segundo hijo, lloré como lo hacen las actrices en las películas y tuve mi bebe entre mis piernas bañado en sangre y untado por todas partes de un amor tan grande y perpetuo que jamás se pudo enjuagar. Ser madre me hizo entender que las mujeres, no nos realizamos con la maternidad, sino que nos convertimos en seres sobrehumanos capaces de desarrollar un bravo instinto para defender con fiereza el fruto que la naturaleza nos permitió recoger. Sin embargo y a pesar de todo sigo creyendo que aquellas que no son madres que no pueden serlo, con sus actos y decisiones pueden dar ejemplo y ser mujeres poderosas y realizadas. Una mujer madre es más vulnerable que la que no lo es. Una mujer no es igual al hombre es diferente, pero siendo madre a veces tiene que agachar la cabeza para evitarle un dolor a su hijo, casi siempre recibe los golpes o las ofensas para que su hijo no padezca. Una mujer madre se subordina, la maternidad da fuerzas para sacar adelante a un hijo; pero a la vez, el amor que nace entre madre e hijo debilita y confunde a la mujer. La mujer es presa de su naturaleza y a veces la hace sucumbir como persona. Le conté a la mujer que lloraba, que un día le escuche decir a un hombre que discutía con su mujer por teléfono:
¡No me joda más, no me cele más porque le hago otro hijo!
Ser madre puede ser algo maravilloso para algunas mujeres; pero sigo creyendo que una mujer con hijos es posible que se convierta en una victima de su naturaleza.