TANAINA

domingo, 25 de mayo de 2014

El sentido de la vida


Homenaje a Carolina

Cuando las personas se mueren quedan los recuerdos de lo que vivió, de lo que quizá, legó y, recordamos lo que hizo en el tiempo que estuvo presente. Pero, cuando el que muere es un ser querido como el padre, la madre, un hermano o hermana, un hijo o el esposo; los recuerdos son un tesoro incomparable y los perpetuamos en el alma.

Esas remembranzas del ser querido que muere, forman parte de nuestras vidas y se convierten en un referente a la hora de desafiar el día a día. Es también, cuando evaluamos el sentido de la vida, es cuando aprendemos que la vida es una oportunidad para luchar, para ir creando caminos y disfrutar de la compañía de los seres que amamos. Aprender a compartir los instantes es fundamental porque no sabemos cuanto tiempo estaremos con nuestros seres queridos.

Cuando alguien muere nos preguntamos también, por lo que dejó de hacer, lo que quería hacer y no alcanzó porque se fue antes de tiempo. Nos acordamos sobre todo de lo que significaba en nuestra vida y de lo mucho que añoramos su compañía. Hoy, recuerdo a un ser que vino a este mundo y duró muy poco, pero… se quedó eternamente en mi corazón.  

Era alegre, seria, perspicaz, curiosa, dulce y generalmente amorosa. Tenía su genio y parecía que iba a ser una persona de enérgica personalidad. Se llamaba Carolina y murió de repente a causa de un aneurisma cerebral. La forma en que murió y las circunstancias que rodearon su deceso se parecen al guión de una película con un final triste e inesperado. Ya han pasado muchos años, pero cada 19 al 23 de mayo, vuelve a mi memoria las horas de agonía que vivimos y el dolor que produjo perder nada menos que a la hermanita menor.  Carolina, nunca te olvidaré, te recordaré con amor. 

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